SANTA CATALINA SE HA DORMIDO

Lleva muchos años así, dormida, como en el cuento de La Bella Durmiente un encantamiento la dejó a la espera de que alguien deshiciese el maleficio. Ese alguien no sé si llegará. Hoy en mi pueblo todos los hogares abrían la despensa, preparaban para mañana, día de Santa Catalina, frutos secos y algún que otro dulce para dar a las niñas que nos acercábamos a pedir a las casas de nuestros familiares, vecinos o conocidos. Acudíamos bien abrigadas, camiseta de felpa o refajo debajo del jersey, bufanda bien atada tapando la boca, nada de tonterías,  gorro de lana, el mío marrón con dos preciosas borlas, guantes -ojo con los sabañones- leotardos y un buen abrigo si lo había, aunque normalmente la nieve aún no había aparecido el viento por esas alturas siempre era y es gélido, en nuestras manos una cesta vacía de mimbre.
Nada de timbres, se empujaba el portón y al dicho de "Santa Catalina demane caritat" (Santa Catalina pido caridad) la dueña de la casa nos hacía pasar con una sonrisa a la salita donde por más humilde o lujosa que fuese no lo percibíamos pues al calor de la estufa de leña y sobre un mantel de hilo estaban los mejores manjares de la Tierra, castañas, almendras, avellanas, nueces, cacahuetes, higos secos, pasas, manzanas, mandarinas, trocitos de chocolate sueltos, galletas María, entonces se vendían a granel, alguna mantecada o rollito de aguardiente y muy de cuando en cuando la sorpresa de una Meivel. Que sencillez de fiesta con los frutos de la estación o los que se habían ido guardando a lo largo del año. Volvíamos a casa con frío pero felices, las mejillas enrojecidas y nuestra cestita llena de pequeños tesoros, mostrábamos los manjares a nuestra madre, quien a su vez había preparado para otras niñas, y digo sólo niñas porque los niños no participaban, ellos tenían al cabo de unos días San Nicolás, del que otro día hablaré.

Y digo yo, si Halloween permanece ¿no seremos capaces de hacer despertar a Santa Catalina de Alejandría de ese tan largo letargo?, creo que ya ha dormido demasiado.