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sábado, 20 de diciembre de 2014

INOCENCIA
No sé en qué trabajarán nuestros hijos ni que oficios existirán entonces si es que existe alguno. De momento están felices con las Navidades y que les duré, han puesto el belén en el colegio, el coro ha cantado en el encuentro municipal de villancicos,  cada curso se ha esmerado en su actuación navideña, algún ciclo ha ido a ver "Detectius en l´opera" al Palau de les Arts, ¡que bien! actividades culturales en las que no hay que memorizar, además están contentos porque van a pintar el mural del patio con sus dibujos, mi hija me lo ha contado eufórica y ¡cómo me alegro yo!, un poquito de Arte por favor, el lunes será el día de fiesta con la llegada de algún emisario de los Reyes Magos, y mientras tanto se notan los nervios en la calle, los coches con la conducción más temeraria, la gente con el paso acelerado y el brazo repleto de paquetes, algunos, aquél que aún trabaja o que no es autónomo, con la caja navideña del trabajo corriendo hacia casa no sea que algún desalmado se la vaya a robar, y mientras tanto la inocencia de nuestros hijos permanece y si han perdido una poquita lo disimulan.
Esto es un homenaje a ellos, un homenaje porque se pasan siete horas y media encerrados, se dice pronto, porque aún les toca aprender como yo aprendía de pequeña, qué pena este país, porque apenas tienen horas de música y expresión plástica, mates mates por favor, porque en casa hay tantos deberes que no les da tiempo de hacer sus cosas, de desarrollar sus ratos de espacio, de aburrimiento, de explayar su imaginación, de jugar, tienen la obligación de jugar, porque no se usa el laboratorio en algunas ocasiones en que es necesario, porque es imposible aprender sobre los kilos y litros sin sospesar, porque a veces nadie les escucha, porque están creciendo en una sociedad muy muy consumista en donde el bienestar social se pierde, se gana en competitividad y en "yo mi yo mi yo mi".
  Sí, ya sé que algunos me podéis comentar asuntos polémicos como los regalos de cumpleaños, la bolsa grande de los Reyes Magos u otros. Pero hoy dejadme, dejadme porque es Navidad, y si miras el belén del cole verás a todos por la calle, el alfarero, el panadero, el carnicero, la que lleva huevos,  la lavandera, los contemplo y pienso cómo no puede soñar un niño al ver esta estampa, este sosiego, esta tranquilidad. Dejadle soñar. Y cuando mi hija viene enfadada diciendo que una amiga le ha dicho que la magia no existe, yo le digo "no te enfades, la magia está en nuestro corazón pero hay que descubrirla".
 No te enfades si escribo esto, no te enfades, déjame soñar.
¿O acaso no sea soñar?

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